El Paternalismo de
Estado y la hiperinflación venezolana (2019)
Ramón Alonso Dugarte*
Al pensar en las consecuencias del rentismo
petrolero podríamos decir, en términos muy generales, que una de ellas ha sido la
dependencia excesiva del Estado, ya muchos autores han mencionado cómo el
Estado venezolano históricamente se ha vuelto una especie de Padre (benefactor)
en dónde todos se han refugiado, desde grandes empresarios buscando subsidios
hasta los más pobres recibiendo las migajas.
Sin entrar a profundidad al respecto de los avances
y/o retrocesos en la búsqueda de la mejor distribución de la “renta”, hasta
hace poco tiempo una de las metas más importantes de un ciudadano común era obtener
un puesto “fijo” en la administración pública (permítasenos incluir en este
renglón a la más amplia burocracia, todo aquél que su salario dependa del
Estado), recibir el quince y el último sin tantos contratiempos y esperar su
jubilación, estar en la administración pública era “algo seguro”. De hecho, en nuestro país era más rentable y brindaba
más seguridad estar en la administración pública que en alguna empresa privada
(con diversas excepciones, insistimos en el carácter general del planteamiento).
Por tal razón las ofertas de cargos fijos por parte de los gobierno habían sido
tan atractiva, era una forma de “asegurar” el futuro de la persona. No obstante,
allí se evidencia una de las causas de
la debacle del Estado porque el gobierno asimismo pretendía asegurar fidelidad,
el cargo era una especie de pago, de recompensa y allí no se miraban los
méritos, la consecuencia fue que se infló de una manera insoportable la
burocracia. Por lo menos desde los años setenta se escucha que hay un excesivo
personal en tal o cual oficina, dependencia, dirección, etc.
A esto se le suman algunas aristas que configuran
el escenario político, social y económico del país: eficiencia en el trabajo,
sobrecarga de nómina –sin mencionar nóminas fantasmas– y excesivo gasto
público, inclusive en instituciones que manejan sus propios recursos (impuestos
parafiscales), tal es el caso, por mencionar un ejemplo, del Instituto Nacional
de Capacitación y Educación Socialista (INCES) que gira sobre su propio eje, es
decir, la gran cantidad de trabajadores hace un tanto cuesta arriba que pueda cumplir
su misión a cabalidad porque un alto porcentaje se va en pagar nóminas.
Sin embargo, no es el objetivo acá analizar ese
aspecto, nos interesa otro que hemos visto en los últimos años en el país y es
referente al poco atractivo que genera pertenecer a la administración pública
hoy en día. Eso se constata en las constantes renuncias vistas en los últimos años,
algunas personas ni siquiera renuncian, sencillamente abandonan. Efectivamente,
las vacantes han sido ocupadas, pero lo que notamos es el posible inicio de un
cambio, del cual no podemos precisar hoy día su alcance.
En una economía hiperinflacionaria como la
venezolana todos sufren, eso es cierto, empero los más perjudicados son
aquellas personas que solamente cuentan con su salario de la administración
pública. Los salarios de los empleados públicos se han deprimido de una forma
considerable, alarmante y por más incentivos que puedan dar un ministerio o una
dependencia ello no solventa las necesidades básicas de un trabajador. Lo cual ha
derivado en que el trabajador tome alternativas de medio tiempo tales como:
tomar otro empleo (hay instituciones que han colocado horarios flexibles para
ello) o emprender iniciativas de “resuelve”. Por otra parte, están los casos en
donde no le queda más remedio que utilizar alternativas de tiempo completo:
emigrar o renunciar a su cargo y dedicarse a otra cosa. Eso depende de las
características y condición de la persona (número del grupo familiar, si hay
alguien que necesite medicamentos, si recibe remesas, si paga alquiler, entre
otras).
Dentro de las alternativas a tiempo completo,
descartando la emigración, podrían ser ocupar un puesto en una de las empresas
que continúan en el país, ya que estas para mantener su capital humano ofrecen
salarios “atractivos” en comparación con la administración pública, eso sí las
nóminas son reducidas, el personal es el estrictamente necesario lo que en
ocasiones sobrecarga al empleado. También está la alternativa de iniciar su
propio negocio: comercio o emprender con el oficio o técnicas que maneja.
En la actualidad aquella persona que pretenda vivir
con su sueldo de la administración pública se muere literalmente de hambre. Parece
que este es un punto de no retorno, no vemos en el mediano plazo, así haya un
cambio en el país, que la administración pública sea tan atractiva “como antes”
por varios factores que no ahondaremos en este momento. Por supuesto, no debe
verse como algo negativo al contrario se abre un abanico de posibilidades en
torno a ello, por lo menos es la gran oportunidad para que una gran mayoría se
aleje de la dependencia del Estado, éste último puede (debe) brindar las
posibilidades para que esa migración no sea forzosa y traumática. Pero por
lógica el presupuesto nacional no debe irse sólo en pagar nóminas.
Reiteramos, posiblemente estamos ante el inicio de
un cambio en la mentalidad, algunos resisten en la administración pública por
vocación o con la esperanza en un futuro más prometedor.
*Licenciado en Historia y Politólogo. Universidad
de Los Andes (Venezuela)
Al realizar el análisis de este tema, del cual todos somos protagonistas considero: que este sistema político no aprovecho la bonanza petrolera, al contrario se utilizo nuestras reservas para hacer mal uso de ellas, y vender una imagen de benefactor para otros países de América del Sur, la Habana entre otros .Descuidando la sociedad venezolana y la problemática que se estaba generando en sus sistemas de producción por la intervención del estado con las llamadas expropiaciones, que solo fueron un fracaso para la economía de nuestro país. Ademas, la hiperinflación ha generado la migración de nuestros nacionales en busca de mejores condiciones de vida y los que deciden por quedarse, tienen que laborar en el sistema publico o privado y emprender para poder sobrevivir a esta situación, con la esperanza que esto mejore.
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