MSc. Ramón Alonso Dugarte.
PONENCIA PRESENTADA EN LA UPTM Kléber Ramírez. MÉRIDA(VENEZUELA)
Viernes 22 de febrero de 2019.
El pasado 15
de febrero se estuvo conmemorando los 200 años de la instalación del Congreso
en Angostura (hoy Ciudad Bolívar) y con él, el célebre discurso pronunciado por
el Libertador Simón Bolívar mejor conocido como el "Discurso de Angostura", que
sirvió de instalación de dicho Congreso Constituyente.
El Discurso merece una atención especial ya que encierra, a juicio del historiador Manuel Pérez Vila: “una completa síntesis del ideario de Bolívar”. O para Augusto Mijares: “la expresión más amplia y precisa de su pensamiento político”. Así que con él podemos hacernos una idea del pensamiento político de Simón Bolívar.
El Discurso merece una atención especial ya que encierra, a juicio del historiador Manuel Pérez Vila: “una completa síntesis del ideario de Bolívar”. O para Augusto Mijares: “la expresión más amplia y precisa de su pensamiento político”. Así que con él podemos hacernos una idea del pensamiento político de Simón Bolívar.
Ya desde
1811 el proyecto de Bolívar y el resto de los patriotas era independizarse de
la monarquía española y fundar una república. Pero fijemos la atención en eso,
ya que no es lineal, se pudo por ejemplo buscar la independencia y no crear
una república sino apostar por otra forma de organización política. En la hoy América Latina dicho fenómeno llama la atención ya que todos los territorios que
proclamaron su independencia de España optaron por la forma de gobierno republicano, a excepción de
Brasil que se conformó en un Imperio hasta finales del siglo XIX. En parte,
debido a que en ese siglo la concepción predominante del republicanismo era ir
en contra de las monarquías tradicionales, por consecuencia de las revoluciones
llevadas a cabo en los Estados Unidos de América y en Francia.
En el siglo
XIX el pensamiento republicano ya estaba bastante configurado en el
pensamiento político occidental, este se había iniciado en el mundo grecorromano
(en Atenas alrededor de los siglos V y IV a.C. y en Roma aproximadamente en los
siglos II y I a.C.), en donde encontramos por lo menos tres de los teóricos
clásicos más reconocidos: Platón, Aristóteles y Marco Tulio Cicerón.
Aunque en
sus inicios el republicanismo no era opuesto a la monarquía, en el siglo
XIX es un referente como forma de gobierno en contra de la monarquía.
Acá podemos
encontrar ciertas referencias que se desamarcan y se hacen más visibles en el mencionado siglo y nos
permiten entender un poco mejor:
- En la Monarquía quien ostenta el poder es el Rey,
- En la República es un presidente;
- En la Monarquía el acceso al poder es Hereditario, En la República a través del voto (elecciones);
- En la Monarquía hay Súbditos, En la República hay Ciudadanos;
- Y En la Monarquía la soberanía está sustentada por el Derecho Divino, y en la república por la idea de Soberanía.
No obstante,
esta mañana pretendemos hacer un esbozo de los elementos que constituyen a la
forma de gobierno republicana.
Una de las
bases de la república es la idea de ciudadanía, ésta es esencial en la forma de
gobierno republicano, de hecho, sumergiéndonos en el pensamiento de Bolívar, ésta fue una
de las preocupaciones desde 1815 (en la Carta de Jamaica) cuando reclamaba el
peligro de construir "una república sin republicanos".
Es
importante resaltar cómo inicia su discurso en Angostura: “
Señor.
¡Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando ha convocado
la soberanía nacional para que ejerza su voluntad absoluta!”.
Luego, somete a
juicio del Congreso su actuar, si lo aprueban:
“[…]
habré [dice Bolívar] alcanzado el título de buen ciudadano, preferible para mí
al de Libertador (Venezuela), Pacificador (Cundinamarca), y a los que el mundo
entero me pueda dar”.
Posteriormente dice:
“el jefe supremo de la república [Es decir él] no es más que un simple
ciudadano; y tal quiere quedarse hasta la muerte”.
Otros de los
puntos clave que surgieron del Congreso fue la creación de las instituciones
del Estado que velaran por los derechos de los ciudadanos, la prohibición de la
esclavitud y la lucha por las libertades civiles. Se creó el Consejo de Estado.
INTRODUCCIÓN
DE LAS IDEAS REPUBLICANAS.
Pero ¿Cuándo
comienzan a manifestarse las ideas republicanas en esto territorios?
La segunda
mitad del siglo XVIII para el territorio hoy venezolano reviste de gran
importancia. Es un período con múltiples particularidades, entre ellas el
reformismo monárquico (reformas borbónicas), la “maduración” de la sociedad
colonial e incluso algunos se atreven a hablar del siglo de la “ilustración
americana”. Para la administración monárquica en esos años este territorio deja
de ser el “marginado” de los siglos XVI y XVII y es tomado mucho más en cuenta,
fruto de las ganancias arrojadas por el cultivo y comercio de los productos
agrícola y la cría de ganado.
En tal sentido, cabe recordar que
desde la llegada de los españoles al Nuevo Mundo existían para ellos dos
territorios de mayor importancia debido a la extracción de metales preciosos
(oro y plata básicamente), estos eran la Nueva España y Perú. Así, en ellos
realizaron un afianzamiento mucho mayor en cuanto una administración más
rigurosa, de allí que en territorios como la actual Venezuela el proceso de
penetración y poblamiento fue producto de un esfuerzo efectuado casi en forma de
empresa individual o privada por parte de los propios conquistadores, dando
como resultado el fortalecimiento de una aristocracia local cuya fuente
principal de riqueza estuvo en la posesión de la tierra y la mano de obra
esclava con aumento progresivo de la producción agrícola, pasando de una
agricultura de subsistencia a una regular actividad económica de exportación,
lo que permitió consolidar riqueza y poder político local representado en el
Ayuntamiento (cabildo), siempre éste último con la misión de hacer valer sus
“derechos” (Ibarra, 1998: 9).
Es por eso que las reformas
borbónicas implementadas en el siglo XVIII por la Corona española, nos indican
de alguna forma, la toma en cuenta de estos territorios y también el querer
reducir los privilegios de la élite local. La Corona despliega su reformismo
con objetivos claros para obtener mayor ganancia económicamente hablando, es la
época de la “segunda conquista de América” (Lynch, 1976), con la cual la élite
criolla comienza a ver afectados sus privilegios, dando inicio al agotamiento
de los “factores dinámicos” de la sociedad colonial a finales del siglo XVIII,
es el comienzo de la crisis de la sociedad colonial (Carrera Damas, 2006:44).
Refiriéndonos ahora al contexto
internacional de la Metrópolis española a finales del siglo XVIII encontramos
que era de cierta conmoción, en el mundo occidental se habían proclamado dos
repúblicas tanto en Estados Unidos de América (1776) como en Francia (1789), en
esta última con un regicidio alarmante para todas las monarquías. Las
autoridades españolas dudarán sobre las posturas a tomar respecto de las dos
revoluciones (Navarro García, 1989: 169).
En lo concerniente a los Estados Unidos de América el monarca Carlos III dudó en apoyarlos directamente, debido, pensamos, al precio que pudiera pagar por apoyar a un Estado que renegaba de la monarquía. Sin embargo, al final colaborará en la causa estadounidense con cierta cantidad de dinero para darle un golpe a Inglaterra, impulsado por viejas rencillas iniciadas desde el comienzo de su reinado, además por ser el rival político-económico más notorio en esta época (recordemos la reacción de Inglaterra, apoya a la Causa independentista desde 1818).
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En referencia a la segunda gran
revolución, la francesa de 1789, España pasará de la indecisión de los primeros
años a la confrontación abierta en alianza con Inglaterra, para luego volver a
unirse con Francia y luchar contra los ingleses. Respecto a la “alianza”
franco-española durará desde 1796 hasta 1808, período que será de cierta forma
desfavorable a España, pues pierde la isla de Trinidad (1797, se la quita
Inglaterra) y cede el territorio de Luisiana a Francia, el mismo que años
después Napoleón Bonaparte le venderá a los Estados Unidos de América. En este
período también se firma el tratado de Fontainebleau (1807), el cual facilitará
de alguna forma la intervención en tierras españolas de Bonaparte en 1808.
Ambas revoluciones no sólo van a
tener un impacto político en el mundo occidental, sino también en el ámbito de
las ideas. Ambas siguen siendo una de las elaboraciones intelectuales más ricas
en la teoría política (Mondolfi Gudat, 1998:98), con incidencias en tierras
americanas.
Con respecto a la recepción de las nuevas ideas en tierras americanas podemos seguir a Elías Pino Iturrieta cuando, basado en los apuntes de los “viajeros” europeos que visitaron estas tierras en el siglo XVIII, afirma que aproximadamente desde 1750 comienzan a observar la introducción de dichas ideas a través de los “vehículos de la modernidad”, esto es la introducción de material “sedicioso” desde las islas vecinas controladas por los ingleses (1971: 23-37).
Carmen Michelena por su parte, nos
dice que la introducción de las nuevas ideas se da al iniciarse la guerra entre
España y Francia en 1793, aunque “no hay que descartar que estas ya habían
irrumpido desde la guerra de independencia norteamericana a través de diversas
publicaciones como la edición clandestina, en 1792, de la versión en español
del libro de Thomas Paine: Los derechos del hombre” (2010: 195).
Conjuntamente con el material
sedicioso como factor introductorio de las nuevas idea podemos destacar la
llegada de prisioneros y emigrados franceses procedentes de las Antillas desde
aproximadamente 1793, los cuales entraban en contacto con la población de La
Guaira y Caracas. Además, no podemos descartar a los ilustrados americanos,
estudiados en Europa quienes van a ser referentes de las nuevas ideas.
En síntesis,
estos 3 factores nos explican la introducción de las ideas republicanas: a) material
sedicioso; b) emigrados y prisioneros franceses, ingleses; y c) Ilustrados
americanos.
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El
Mínimo Común (los rasgos comunes) de la Tradición republicana.
Dando saltos
en nuestra exposición, y a partir de la revisión de los distintos autores
considerados republicanos desde Platón, podemos canalizar la tradición
republicana a través de algunas características que permiten diferenciarla de
otras teorías políticas, e incluso de otros regímenes políticos u otras formas
de Estado.
La idea de bien
común es uno de los rasgos fundamentales y característicos del
republicanismo, de hecho aparece al revisar la etimología del término
república, al referirse a la “cosa pública” (res publica). A esta noción (de
bien común) están interrelacionadas las demás características con el objetivo
de anteponer el bien general antes que el personal (el liberalismo propone lo
contrario, bien común a partir de la suma de las individualidades). Algo que
Bolívar propone cuando dice que busca construir un gobierno que dé la mayor
suma de felicidad posible.
Los otros
rasgos que caracterizan al modelo republicano son:
Fomentar la
Virtud Cívica, la preponderancia y la supremacía de las Leyes, la importancia
del gobierno mixto y especialmente su particular concepción sobre la Libertad.
a) La Virtud Cívica.
Al hablar de
la virtud cívica nos referimos a la disposición del ciudadano de anteponer el
interés público ante el individual, manteniendo al mismo tiempo una activa
participación política; se interesa por los asuntos públicos. En este sentido,
vemos la necesidad fundamental de la virtud cívica para el sostén y buen
funcionamiento de la república, es el instrumento más efectivo para combatir la
corrupción pues, como varios teóricos republicanos afirman, una república no
puede funcionar —ni permanecer— si sus ciudadanos no desarrollan determinadas
virtudes cívicas. Dentro de ellas podemos incluir: al amor a la patria, el
respeto a las leyes, la tolerancia, el respeto del libre pensamiento, entre
otras.
No obstante,
la idea de virtud cívica no escapa tampoco a interrogantes, polémicas e incluso
a complejidades. Al revisar los planteamientos de algunos autores acerca de la
naturaleza del ser humano, encontramos en ellos referencias a un egoísmo per se
en el ser humano, entonces la base y el reto de la tradición republicana es:
¿cómo convertir al ciudadano por naturaleza egoísta en ciudadano virtuoso? La
educación (la paideia) entra a jugar un papel importante, así como el control
del ciudadano por parte del Estado, en contraste con la teoría liberal, la cual
aboga por la libertad individual.
Desde luego,
esto último no indica que las virtudes cívicas son vistas como una dominación
arbitraria de las elecciones individuales de la vida, sino que son el resultado
de un acuerdo de las opiniones que se alcanza en los foros públicos.
Históricamente, señala Janet Coleman, en las repúblicas han funcionado:
Políticas
activas de excomunión contra aquellos que parecían carecer de virtud cívica.
Esto no significaba simplemente una condena por parte de las repúblicas de los
criminales y malhechores que rompían la paz y el bienestar de la comunidad
mediante el asesinato, el robo o la violación. Más bien, la gente llegó a
denunciar, excomulgar e incluso matar a quienes no compartían las convicciones de
la propia comunidad, y naturalmente, esto incluía la excomunión y difamación
contra las desviaciones religiosas.
De igual
modo, la virtud cívica va relacionada con la participación política, en el
hecho del ciudadano que se interesa en los asuntos públicos, Alessandro Pinzani
manifiesta que en relación a la participación política se presenta ciertos
inconvenientes si pensamos conseguir un concepto unísono:
En
todas estas repúblicas [Atenas, Florencia, Venecia y en los Estados Unidos de
América], la participación política era limitada a pocas personas. Ciudadanos,
en el sentido más propio del término (…) eran solamente los propietarios de
tierras o profesionales liberales, de sexo masculino, mientras mujeres y
esclavos (cuando habían) eran siempre excluidos. En algunos casos habían
ulteriores restricciones, ligadas al estatus social (como en Venecia, donde
solamente los miembros de algunas familias podían participar de la vida
política); a la situación económica (como en los EE.UU., donde los trabajadores
asalariados, hasta 1824, fueron discriminados para cubrir cargos públicos) o,
inclusive, a contingencias geográficas (solamente personas nacidas en Atenas
podían ser ciudadanos; solamente los habitantes de Florencia y no los de los
dominios florentino podían participar de la vida política de la ciudad).
Bolívar
amplía el concepto de ciudadanía, lo que no tendrá éxito ante el voto
censitario.
b) La supremacía de la ley.
Brevemente
enmarcaremos desde dos perspectivas esta noción, la primera va empatada con la
idea de bien común; unas leyes germinadas de la voluntad general que garanticen
el bienestar para todos, en correspondencia con la idea de ciudadano virtuoso,
aquel subordinado a la ley. La segunda, es la relación entre la noción de la
supremacía de la ley con la noción de libertad; para la concepción liberal la
ley es pensada como límite de la libertad, al contrario de la concepción
republicana donde las virtudes cívicas y la libertad es producto de la ley:
La libertad
se afirma por medio de la ley, no frente a ella. Toda ley supone una
interferencia en el ámbito de decisión libre de sus destinatarios, una
restricción. Pero es el instrumento mediante el cual es posible impedir la
arbitrariedad y las situaciones de privilegio, y dotar a todos a los ciudadanos
de los derechos y recursos necesarios para vivir autónomamente.
c) El gobierno mixto.
Esta idea es
planteada por Platón y Aristóteles, luego es tomada por Cicerón y Polibio los
cuales atribuían la grandeza de Roma, precisamente a su constitución mixta,
posteriormente Maquiavelo comparte esos planteamientos y abogará por el
gobierno mixto. El modelo más conocido es la república romana, cuyo éxito se
debió al saber combinar muy bien las formas de gobierno: “la virtudes de cada
uno [monarquía, aristocracia y democracia] compensaban los defectos de los
otros dos”. Es precisamente la idea de constitución o gobierno mixto un punto
de referencia y distinción con otras tradiciones políticas, de allí su gran
importancia, pues tiene la finalidad de encontrar el equilibrio en la
“inevitable” degeneración o corrupción de las formas de gobierno. Bolívar
tomará de la Tradición su idea desde el aporte de Montesquieu: Poder Ejecutivo,
Legislativo y Judicial, y su gran aporte será el Poder Moral.
d) Debate sobre el concepto de
libertad.
Actualmente
el debate sobre la libertad es bastante complejo debido a la diversidad de
planteamientos, adentrarnos a su análisis podría desviarnos de nuestro tema
central (en esta mañana), el cual es presentar un esbozo sobre la tradición
republicana; si hay en la actualidad un concepto generador de una gran polémica
ese es el de libertad, para diversos autores el factor distintivo entre el
republicanismo y el liberalismo es la idea de libertad que ambas tradiciones
defienden.
Podemos situar
los inicios del debate contemporáneo concretamente desde los trabajos de
Benjamín Constant, al distinguir la libertad de los Antiguos con la de los
Modernos. Luego Isaiah Berlin, casi un siglo después, apoyaría la idea de dos
libertades. Berlin diferencia entre libertad: positiva y negativa, republicana
la primera y liberal la segunda. Phillip Pettit retoma en gran medida las ideas
de Constant y Berlin, aunque ofrece valiosos aportes en su libro donde
distingue igualmente dos tipos de libertad: como no-dominación (republicana) y
como no-interferencia (liberal).
La libertad
positiva o como no-dominación la define Pettit “como el estatus social de estar
relativamente a salvo de la interferencia arbitraria de otros, y de ser capaz
de disfrutar de un sentido de seguridad y de paridad con ellos”. Implica esta
libertad, al decir de este autor, que la voluntad individual no se encuentre en
una situación de dependencia respecto de una voluntad arbitraria, un individuo
es libre en la medida en que dispone de los recursos y los medios
instrumentales necesarios para realizar o determinar sus propios planes de
vida, su autogobierno o autorrealización personal, pero seamos que sea el
propio Phillip Pettit que nos lo explique:
El agravio que
tengo en mente es el de tener que vivir a merced de otros, el de tener que
vivir de manera tal, que nos volvamos vulnerables a algún mal que otro esté en
posición de infligirnos arbitrariamente; y esto en particular, cuando todos y
cada uno de nosotros estamos en una situación que nos permite ver que estamos
dominados por otros, en una situación que no permite ver que estamos dominados,
y así sucesivamente. Es el agravio expresado por la mujer que se halla en una
situación tal, que su menor posibilidad de cambiar las cosas; por el empleado
que no osa levantar queja contra su patrono y que es vulnerable a un amplio
abanico de abusos, insignificantes unos, serios otros (…) Viven bajo la sombra
de la presencia de otros, aunque ningún brazo se levante contra ellos. Viven en
la incertidumbre respecto de las reacciones de otros, y con la necesidad de
tener el ojo alerta a los humores ajenos. Se sienten en una situación que les
rebaja por su vulnerabilidad, incapaces de mirar al otro de frente, y en la que
pueden incluso verse forzados a tragar sapos, a la adulación y al falso halago,
en un intento de congraciarse”.
Pettit
determina a lo largo de su obra que es en los autores denominados republicanos
y en ciertos períodos históricos en los que se manifiesta con más ahínco esta
idea de libertad como no-dominación, la cual es un criterio para determinar la
justicia y el bien común, hasta el punto que no existe libertad sin igualdad ni
justicia.
CONCLUSIONES.
El
pensamiento de Bolívar no fue monótono, al contrario se adaptó a las
circunstancias históricas. No obstante, al revisar su pensamiento político
guarda coherencia con su accionar, además éste pensamiento responde a una larga
tradición de las ideas políticas occidentales. Estudiar a Bolívar hoy en día
nos permite revalorizar nuestra identidad nacional, en medio de una crisis
social como la que vivimos podemos dar un vuelco y sentirnos orgullosos de
nuestras raíces, para proyectar lo valioso de estas tierras y darnos cuenta que
en el norte de la América meridional han nacido hombre y mujeres (no sólo
Bolívar, muchos más) que han sido esperanzadores en la construcción de un futuro
mejor.
Debemos valorar en su justa medida a
un Bolívar bajado de las estatuas y que nos sirva para la construcción de
ciudadanía en el siglo XXI.
Ahora bien, la invitación de hoy se
centra un poco en debatir algunas de sus ideas, también estudiar la forma cómo
se expresó un hombre de su tiempo con el fin de recapitular y analizar el
proyecto, el cual fue madurando según los sucesos, por tal razón no es estática
lo que plantea sino que se adecua a su tiempo, analiza desde su presente pero
también se proyecta hacia el futuro, con un análisis visionario que no deja de
sorprender.
La estructura madre, a grandes
rasgos es dar un análisis de la dura realidad que vivía y proponer soluciones
propias. De allí que parte en el Discurso de Angostura con un planteamiento que
había hecho en la Carta de Jamaica en 1815: ¿qué somos? No somos europeos, no
somos indios…decía. De allí que su intención fuera proponer un sistema propio. Y
esto es sin duda uno de los aportes más extraordinarios del siglo XIX en relación
con el ser latinoamericano (o americano a secas como se entendía en el siglo
XIX).
El hecho de plantear modelos
propios, el simple hecho de tener esa advertencia en su mente (Qué Somos), hace
de Bolívar un político extraordinario, un hombre que con sus propuestas marca
la diferencia. Y ¿Por qué? Se preguntaran ustedes, por la sencilla razón de que
posterior a él se imitaron, se calcaron los sistemas políticos de la Europa
ilustrada, Simón Antonio plantea un sistema político propio, y que va ser una
constante en todo su pensamiento. Desde luego que él bebe, se nutre como decíamos,
de la ilustración europea, pero precisamente porque la había estudiado sabía
que era inviable copiar los regímenes políticos nacidos en otros contextos
históricos. De hecho, él mismo le atribuye a estos calcos como causas de las
derrotas republicanas.
Esa preocupación de Bolívar ha sido una tarea pendiente en toda nuestra vida republicana, el crear un sistema político acorde a nuestra naturaleza, a nuestra idiosincracia, un hecho ya notado por ilustres pensadores de nuestro continente. Hemos intentado ser unos europeos “a juro” como lo decía Manuel Briceño Guerrero, donde no han calzado sino a la fuerza las instituciones políticas europeas, y de ahí las constantes crisis políticas que vivimos en los siglos XIX y XX.
Esa preocupación de Bolívar ha sido una tarea pendiente en toda nuestra vida republicana, el crear un sistema político acorde a nuestra naturaleza, a nuestra idiosincracia, un hecho ya notado por ilustres pensadores de nuestro continente. Hemos intentado ser unos europeos “a juro” como lo decía Manuel Briceño Guerrero, donde no han calzado sino a la fuerza las instituciones políticas europeas, y de ahí las constantes crisis políticas que vivimos en los siglos XIX y XX.
¿Qué no toca hacer?
Desde la
Universidad El mejor homenaje para Bolívar es buscar las mejores estrategias en
la formación de ciudadanos, ciudadanos con virtudes cívicas, respetuosos de las
leyes, interesados por la cosa pública en donde no se dejen llevar por la
indiferencia ante los males del país, ante la corrupción enemiga de la patria. También les
toca a las Universidades del país hacer propuestas innovadoras, debemos tener
la convicción de que tenemos la capacidad suficiente para poder construir un
modelo propio en la construcción de una mejor Venezuela. GRACIAS
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