¿Subsidio o clientelismo? A propósito del bono de embarazo anunciado por Nicolás Maduro.

Ramón Alonso Dugarte


Al parecer en los últimos tiempos entre los estudiosos de la economía hay consenso respecto al cambio en la política económica que se deben implementar en Venezuela, las cuales serían entre otras: liberación del control cambiario, liberación de los precios y el aumento de la gasolina, cuyo subsidio pesa y mucho en la economía nacional representando alrededor del 7% del PIB. También se habla de la restructuración del sector público, hay empresas que por lógica no son sostenibles de la forma cómo se están manejando.


Todas estas medidas económicas tendrán su impacto social y político, y quienes lo van a padecer serán los sectores más vulnerables, valga decir, los más pobres. Por tal razón es que las medidas deben venir acompañadas de un plan de subsidios que atienda a los sectores más pobres del país. El cual debe eliminar la discrecionalidad de una vez por todas: se debe dejar el amiguismo a un lado, sin mirar el color político que trae corrupción, resentimientos y es una violación a los Derechos Humanos.
El gobierno ha presentado su plan de subsidios a través del carnet de la Patria, los sucesivos bonos y ahora un plan más “formal” para las familias y para las embarazadas. Con respecto a éste último nos llama la atención cómo se ha desatado una cadena de improperios y de comentarios injustos hacia la mujer venezolana: “que ahora va a salir preñada para que le llegue el bono”, “que no va a estudiar ni a trabajar, sólo tirar”.
Me parece injusto porque esos comentarios insultan la inteligencia de las personas ya que estas acciones no son una invitación a nada, no promueven el embarazo. Decir que con ese bono ahora los embarazos van aumentar, es tan retrogrado como decir que al legalizar la marihuana el consumo va a crecer exponencialmente, lo mismo con el aborto. En poco incide dichas políticas con las decisiones de las personas, porque legal o no, se sigue consumiendo marihuana o algunas mujeres siguen abortando cuando toman esa decisión. No obstante, ello no aplica para casos de subsidios como el de la electricidad, gasolina o agua que al subsidiarla sí incide en el despilfarro y el contrabando.
De los memes que han circulado en las redes.

Lo que quiero dejar claro es que no podemos satanizar ninguna clase de subsidios siempre y cuando sean lo bastante planificados y brinden un apoyo a la clase más vulnerable, el subsidio no debe ser un regalo sino una forma para que en un momento dado una persona o un grupo familiar puedan “salir adelante”, debe servir de trampolín en un momento coyuntural.
La crítica viene por la distancia con el salario mínimo y porque el gobierno de Nicolás Maduro pretende realizar únicamente el subsidio y éste no vendría acompañado de otras políticas que complementen. Es decir, hasta ahora no hay de una vez por todas un plan claro que parezca efectivo para paliar la grave situación económica que vivimos. Reconoce por ejemplo la problemática del alto costo e intenta brindar una solución, pero, en el caso del embarazo, se hace poco si no se implementan programas de planificación familiar, prevención del embarazo precoz y hasta revisar el alto costo de los métodos anticonceptivos.

¿Qué separa al subsidio del clientelismo político?

Hay diversas clases de subsidios y es bueno aclarar que no todos van dirigidos a la población de bajos recursos, en (muchas) ocasiones sacan provecho los grupos poderosos. Y a pesar que hay una delgada línea entre el subsidio y el clientelismo, hay elementos que los distinguen. 
El subsidio focalizado es aquel que puede elevar el nivel de ingreso de un sector social y sus características son: el tiempo, la magnitud de la inversión social y la libertad de oportunidades. Los tres enfocados en evitar la dependencia.
Referente al tiempo es importante que dentro de la planificación sea para atender una coyuntura y que lo más pronto posible pueda la persona o el grupo, prescindir del subsidio. La magnitud de inversión y el modelo de ella debe ir dirigida a realmente solventar la situación de los sectores vulnerables, que dichos subsidios realmente sean significativos, para evitar la dependencia, y no "paños tibios". Casos emblemáticos están los planes de inversión social de los países nórdicos. Y por último, se debe permitir la libertad para que el grupo prospere y que no exista el peligro de una retaliacion que es la clave del clientelismo.
Hay que recordar que la clave es construir una sociedad donde el Estado dependa de los ciudadanos y no de ciudadanos que dependan del Estado.

Comentarios