Europa en el Pensamiento político de Fermín Toro (1806-1865).

Europa en el Pensamiento político de Fermín Toro (1806-1865).
Ramón Alonso Dugarte.
Universidad de los Andes.
Mérida-Venezuela.



                                                                          Resumen.

A través de varios artículos de Fermín Toro, extraemos las referencias hechas por él sobre Europa. “Influenciado” por la denominada “Ilustración” europea, aplaude los adelantos políticos, científicos, entre otros, – en los cuales se sumerge Europa – promovidos por las “revoluciones” de los siglos XVIII y XIX (principalmente). Sin embargo, difiere de algunos resultados de estas “revoluciones” en ciertos países, pues los considera perjudiciales. Ejemplo claro, de esto último, lo vemos en la dura crítica que hace del Industrial, en cuanto a la condición que éste mantiene al proletariado. No tendría nada de raro que una persona aplauda lo que considere bueno y rechace lo que considere malo, empero, esto transciende, si buscamos en su Pensamiento Político el referente europeo como un modelo de sociedad para la Venezuela del siglo XIX.

Palabras Claves: Pensamiento Político, Europa, Modernidad, Venezuela del siglo XIX.


                       Europa en el Pensamiento político de Fermín Toro (1806-1865).



“Estamos, es verdad, a una gran distancia de la ilustración europea; pero no tanto que se pueda hacernos inclinar la cabeza ante nombres y admitir los errores más palpables como oráculos de la ciencia. Las únicas autoridades irrecusables son la verdad y la razón…”




I. Algunas consideraciones sobre Fermín Toro.

Tal aseveración la hacía Fermín Toro para el año de 1845, en una carta emitida al periódico El Liberal, cuando estaba a punto de ver la luz pública su escrito titulado Reflexiones sobre la ley del 10 de abril de 1834, en este año, la sección editorial publicó un extracto sobre la “usura”, extraído de la obra de MacCulloch, Literatura of Political Economy, publicada en Londres en 1845.

Fermín Toro hijo, de Antonio Rodríguez de Toro y Barba y de Mercedes Blanco, hacendados de origen canario. Nace el 14 de julio de 1806, en El Valle (Distrito Federal), muriendo en Caracas el 23 de diciembre de 1865. Aparte de su capacidad intelectual, plasmada en sus escritos, y su vida como catedrático (ejerció el profesorado en el colegio Independencia), tuvo una destacada vida política, la principal es su participación como Diputado en el Congreso Nacional: “como diputado por la Isla de Margarita, asistió a los Congresos de 1831, 1832, 1833, 1834, año este último en que ocupó la presidencia de la Cámara de Representantes por espacio de un mes”.[1]

Para el año de 1858 presidió la Convención Nacional de Valencia. También tuvo cargos de diplomático y dentro del ministerio de Hacienda. Entre lo más destacado de su vida política encontramos: estar encargado de la comisión que preparaba “en Caracas las honras fúnebres a Simón Bolívar, con motivo del traslado de sus restos” [2] la participación diplomática ante España en la ratificación de la Independencia (1845), y su actuación en la Revolución de Marzo de 1858, encabezada por el General Julián Castro.

En estas líneas pretendemos evaluar el pensamiento de este personaje, con la intención de observar la referencia que tiene acerca de Europa. Dentro de los objetivos concretos está, el podernos percatar, si en el pensamiento de Toro encontramos a una Europa como modelo de Sociedad. Es pertinente antes de seguir, hacer un alto para realizar una aclaratoria sobre su obra y el manejo dado de ésta en el presente escrito, y es que se destacó en la literatura, estudios de botánica, estudios políticos, históricos, entre otros. Sin embargo, sólo hemos utilizado los trabajos que compilara, con motivo del bicentenario del natalicio de Simón Bolívar, el Congreso de la República. Es decir, que pudieran quedar por fuera algunos de sus trabajos, no obstante, encontramos sus escritos más importantes en la obra revisada. Que por cierto, seguimos el criterio cronológico en la evaluación, abarcando su producción desde los años de 1839 hasta 1848.

En Fermín Toro encontramos un aval a las afirmaciones de Germán Carrera Damas:

“Existe sí, una contemporaneidad en cuanto los medio modernos de difusión de las ideas permiten estar al tanto, en brevísimo tiempo, de las novedades extranjeras. Pero es todo. Es, si se quiere, una contemporaneidad informativa… Es suficiente con hojear los periódicos venezolanos del siglo XIX para observar cómo reflejan de cerca el acontecer político e ideológico europeo…”[3]



Ciertamente, Fermín Toro es un hombre informado sobre las doctrinas y acontecimientos de la época, sólo basta con “hojear” sus escritos y encontramos a un intelectual, denotando, eso sí, mucha preocupación acerca de lo que él creía que estaba mal, dando sugerencias a las posibles salidas que creían conveniente (sobre todo en sus escritos Europa y América y Reflexiones sobre la Ley del 10 de abril de 1834). En fin, estudiar la obra de Fermín Toro requiere contextualizarlo históricamente: es el nacimiento de la República, en la cual se traiciona el ideal bolivariano por excelencia (la separación de Colombia), el ambiente bélico no cesaba, a pesar de acordonarse – la República – bajo un Caudillo, en cualquier momento podía estallar una revuelta. Desde luego el referente de Europa se tenía muy presente, las doctrinas políticas europeas se intentaban imitar, aunque también se discutían y había cierta intención de repensar (el epígrafe escogido nos dice algo).

                                           II. Europa en el Pensar de Fermín Toro. 

Tres siglos comparte bajo una misma historia América y Europa, con los que, a pesar de las particularidades de cada una, estaban unidas bajo un mismo gobierno político, religioso y económico. La ruptura política llevada a cabo en el siglo XIX, no significó entonces una ruptura en los demás componentes, es más, en lo económico se intentó una alianza mayor con una de las naciones más prósperas, Inglaterra, queriendo dejarse arropar por el Liberalismo de estos años, en lo que se creía que el libre comercio traería beneficios para la naciente República, así como la adopción de otros preceptos de esta doctrina política-económica, recordamos, pues, que el Liberalismo no es sólo Libre Comercio. Tal y como se sucedieron los acontecimiento, y a pesar del referente europeo, en América se hizo un liberalismo a lo “tropical”, lo mismo podríamos decir de la República. Sin embargo, hasta esto último pudiera ser comprensible, recordemos la distancia que hay entre el ser y el deber ser, también entre las teorías políticas y económicas y las realidades sociales, estas teorías emergen de realidad socio-histórica, siempre buscando mejorar la situación (el deber ser).

El primer referente lo encontramos en la Cuestión de Imprenta (1839), partiendo del análisis a la Constitución, específicamente al artículo 194, en el cual vemos que utiliza a Europa como ejemplo histórico, sugiriere que la libertad de imprenta no debe caer en la difamación, y lo sustenta en una comparación con Europa:
“Si, pues en países tan adelantados, donde la libertad de imprenta nació, triunfó de todos los obstáculos y campea desembarazada y firme, se tiene por tan sagrada la reputación privada que no hay autoridad que se dispense de respetarla; si ni la verdad misma es verdad en punto a difamación”. [4]

En 1839 publica una serie de diez artículos, repartidos en las fechas que van desde el 12 de marzo hasta el 23 de julio, se titulan Europa y América, es uno, por no decir el más sustancioso, concerniente a nuestro objeto de estudio. En estos artículos observamos la imagen poco grata dada por el autor de Europa, aunque es importante la manera como aborda el tema: “Es una hermosa idea, y quizá tan exacta como hermosa, la de que en el universo todo se encadena y forma círculo”. Parafraseando un poco, Toro nos indica que los “progresos” del género humano, son del género humano y no de un grupo específico, coloca ejemplos de Asia, Nínive, Babilonia y Egipto, y afirma luego: “Hoy es Europa la que, rica en tradiciones, con la experiencia de siglos, con la herencia de otras naciones, reúne en sí todo lo que en el transcurso de las edades han acumulado el poder y el saber humano”. [5]

En este escrito realiza una dura crítica a Inglaterra y Francia principalmente, la principal razón está por las actuaciones que realizan estas naciones dentro y fuera (Asia, África y América) de sus territorios:

“… si debemos aplaudir los progresos portentosos que se han hecho, no aplaudamos todos los principios que dominan en la Europa civilizada; aún están desfigurados por el egoísmo y la violencia, que mantienen, en lo interior de cada nación una parte de la sociedad en un estado de abyección y envilecimiento cual nunca quizá se ha visto en la humanidad; y en lo exterior, una pugna odiosa entre pueblo y pueblo en la práctica de las verdades más generalmente reconocida, una fuerza de compresión recíproca, un concierto para oprimir al que no es bastante fuerte para resistir y una tendencia a sofocar en las otras partes del mundo todo espíritu de independencia, todo reclamo a una justa participación en los derechos de la Humanidad”. [6]

Critica la esclavitud todavía presente y al sistema industrial en la Europa civilizada producto del Capitalismo, aunque no aparece esta palabra por ninguna parte. Controversiales son las palabras, dentro de la crítica principalmente a Francia, las cosas que no se les debe:

“… cuatro grandes hechos se habían realizado en la humanidad sin la participación de Francia: división de poderes, libertad de cultos, libertad de imprenta y juicios por jurados… En religión a Francia no se le debe la Reforma, ni el libre examen, ni la libertad de cultos; esta revolución nació en Alemania”.[7] Reprocha principalmente la irreligiosidad de Francia y por esta razón todos sus males.

Con respecto a la esclavitud, Fermín Toro la desprecia, por ejemplo en los elogios que hace a los Estados Unidos, indica que lo único reprochable a estos, es la esclavitud. Dentro de esta tónica de la esclavitud, indica que la abolición de ésta:

“… es la gran medida que pone a prueba la mayor capacidad de un pueblo para mantener en toda su pureza y energía las instituciones liberales; y ¿quién ha dictado primero esta gran medida… a quien toca el glorioso título de haber proclamado la manumisión? A las colonias españolas”. [8]

Igual que los primeros que alzaron la voz en contra de ésta se ha oído en España:

“Soto, Vitoria y Suárez, los primeros en el mundo con la autoridad de la religión y la filosofía, reclamaban con alta voz, presencia del monarca español, los principios del derecho de gentes para los americanos y anatematizaba el execrable tráfico de esclavos; nada iguala a la energía de esta reclamaciones, no tímidas ni oscuras, pues que resonaron por muchos años con los acentos de la elocuencia en la corte y universidades de España; nada iguala a la gloria de esto ingenios españoles del siglo XVI sino la de sus hijos americanos, que, siguiendo sus inspiraciones, han dado en el siglo XIX el golpe de muerte al monstruo que ellos maldijeron al nacer”[9]

Al contrario en el artículo Ideas y necesidades (1842), indica los beneficios de la ciencia y su utilidad práctica, para el “progreso” social, y la adopción de Venezuela de todo esto, aumentándose luego de la ruptura con España, la llegada cuantitativamente mayor de nuevas ideas y tecnología, y a pesar de esto, todavía sigue el país en el atraso – si es posible usar el término – , concluye, el artículo, con una cita del Ministro de Hacienda, donde nos deja por sentado la adopción de formas políticas europeas y sus dificultades al aplicarla:

“…Venezuela puede envanecerse de tener una legislación, si no perfecta, por lo menos adecuada a su situación e intereses, y tan liberal como la más en el mundo. Sin embargo, todo esto no es más que formal; en la parte sustancial, los elementos materiales del poder y la riqueza, ni corresponden a las ideas que se desenvuelven en la sociedad, ni satisfacen las necesidades que nacen de aquellas ideas. De poco serviría un cuerpo de doctrinas por perfectas que fuese, ni los mayores adelantos en conocimientos puramente lógicos, si su aplicación viniera a ser imposible”.[10]

En el mismo año 1842, realiza un comentario a la obra de Agustín Codazzi, la cual fue premiada por la Sociedad Geográfica de París, Resumen de la Geografía de Venezuela, dejando ver la necesidad de Ilustración, no sólo para el gobierno, sino también para las masas; además de esto afirma que la dependencia a Europa va ser por mucho tiempo:

“…Como nación, la independencia de Venezuela es completa, y el acierto en su marcha política dependerá del mayor o menor grado de ilustración… como pueblo que se civiliza y que ha adoptado la civilización europea, su dependencia del antiguo mundo es también completa, y sus progresos en esta carrera dependerán durante mucho tiempo de los progresos de aquél. Una necesidad moral, del más alto orden, liga América a la suerte de Europa desde que abandonando sus propias aunque escasas nociones, adoptó de ésta religión, ciencias y artes. Esta civilización, como reinante, ha de parecer perfecta, pues las miradas de la humanidad sólo son retrospectivas, y por detrás se deja solamente lo que se cree falso erróneo. De aquí el incesante anhelo por transplantar a nuestras regiones no solamente las artes útiles, las verdades demostradas, las invenciones ingeniosas de la culta Europa, sino también sus hombres, sus usos, sus costumbres…” [11]

Reflexiones sobre la ley del 10 de abril de 1834, es un escrito importante, además de ser por el cual más se recuerda, podríamos decir que es el más conocido. Publicado en el año de 1845, en este nos pasea por clases de economía y economía política, gran parte gira en torno a la “Usura que provocaba esta ley”, para Fermín Toro existían dos defensores de la ley: los que hacen el negocio de préstamos y la escuela económica:

“… cuyo axioma único para los poderes públicos es Laissez faire…Yo no invoco a la autoridad para intervenir en cada paso de la industria, pero niego que en materia de contratos, en materia de protección a los intereses patrios, sus funciones se reduzcan a sancionar cuanto invente o instituya el interés privado”. [12]
Dentro de los temas que destacar (sin duda muchos se nos quedan por fuera), está la aparente oposición al Liberalismo, cuando por culpa de la individualidad que genera deja por fuera el colectivo.

En una carta enviada en el año 1848, al diplomático norteamericano Shields, da elogios a los Estados Unidos en desmerito de Europa, jugando la situación europea para estos años. También pide la mediación de los Estados Unidos ante la situación interna de Venezuela:

“¿Cuál es esta gran nación a quien la providencia, en la profundidad de sus designio, ha conferido el humano y honroso destino de ejercer la protección, no de fuerza, sino mediación y de consejo, sobre esta sociedad que padece? Sin duda, los Estados Unidos… Europa entera se conmueve: sus antiguas bases sociales, que se creían indestructibles, aparece hoy carcomida y vacilantes; sus doctrinas políticas, que se consideraban como la última expresión de la civilización del siglo, ni sostienen los gobiernos ni ofrecen mejor organización… lo que se llamó libre concurrencia, industria y libertad, los pueblos, levantados en masa, lo llaman tiranía, vasallaje y opresión”. [13]



Hemos querido a través de varios artículos extraer las referencias que Fermín Toro realiza de Europa, bajo este esquema las primeras observaciones que pudiéramos hacer es que es un tanto contradictorio. Sin duda, está influenciado por la denominada “Ilustración” europea, más no le gusta los resultados que esta ha llevado a ciertos países, ejemplos claro lo vemos en el artículo Europa y América con la dura crítica que hace del Industrial por la condición del proletariado, ciertamente los primeros años de las Revoluciones más importantes de los siglos XVIII y XIX, llevaron un caos consigo, al quebrar un paradigma e implantar otro, es hasta lógico que haya desbarajustes bruscos que lleven al desorden social. También es hasta normal que acaezca dentro de la sociedad personas rememorando tiempos pasados donde se vivía en relativa paz. Contradictorio, porque a pesar de abrazar en unos escritos la “cultura europea”, en otros, existe un rechazo total por el desorden que presenta.


                                                 III. A manera de Conclusión.

“Francia e Inglaterra representan la Europa civilizada, y ya hemos visto de cuántos vicios adolece aún allí la sociedad para que pueda decirse que ha venido a mucha perfección y pureza. No es que falten artes y ciencias, antes allí es donde brillan con todo sus esplendor… La sociedad europea no ha dado el paso de la idea al hecho. La libertad, que no es más que la igualdad realizada, es todavía para ella una teoría”. [14]

Lo mismo podríamos decir de América o de cualquier país del mundo. Incluso en nuestros días todavía una cosa es lo que hacemos y otra, lo que decimos que hacemos. En fin, observamos a un personaje movido – como es lógico – por su época, tildado por la historiografía de conservador, rechaza en gran parte a Europa como modelo de sociedad, aunque no por esto reniega sus aportes culturales, su civilización, en contraposición a Europa coloca a los Estados Unidos, como verdadero modelo a seguir, anhela una sociedad más justa, igualitaria, anteponiendo ante todo los valores religiosos, que para él son perfectamente compatibles los principios liberales con la religión: “…maldíganos el fanático que juzga irreconciliables los principios liberales con los de moral y religión”. [15]


Los artículos utilizados para el presente escrito fueron los siguientes:
  • Cuestión de Imprenta en Pensamiento Político Venezolano Siglo XIX, Fermín Toro. La Doctrina Conservadora. . Caracas, 1983, Tomo I, p.p 21-29
  • Europa y América en Opt. Cit., p.p 29 – 95.
  • Ideas y necesidades. en Opt. Cit., p.p 97-105
  • Ø Resumen de la Geografía de Venezuela. En Opt. Cit., p.p 373 -379 
  •  Reflexiones sobre la ley del 10 de abril de 1834. En Opt. Cit., p.p 107 – 226.
  • Diplomático norteamericano Shields. en Opt. Cit., p.p 15-19


  NOTAS:

[1] TORO, Fermín. La Doctrina Conservadora. Caracas, Congreso de la República de Venezuela, 1983, pp. 227

[2] MILIANI, de Mazzei Marina. En Diccionario de Historia de Venezuela fundación polar, Caracas, 1997, Vol. 3, pp 56-57.

[3] CARRERA Damas, Germán. “sobre el problema de la contemporaneidad en historia de las Ideas” en Critica Histórica, artículos y ensayos. Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1960. pp. 36-37.

[4] TORO, Fermín. Op. Cit., 24.

[5] Ibídem. pp. 30 - 31.

[6] Ibídem. pp. 43.

[7] Ibídem. pp. 45.

[8] Ibídem. pp. 62.

[9] Ibídem. pp. 63.

[10] Ibídem. pp. 105.

[11] Ibídem. pp. 374.

[12] Ibídem. pp. 130.

[13] Ibídem. pp. 17-18.

[14] Ibídem. pp. 51.

[15] Ibídem. pp. 63.


Bibliografía.
  • CARRERA Damas, Germán. Crítica Histórica, artículos y ensayos. Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1960.
  • Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas, Fundación Polar. 1997, Vol. 3. 
  • Fermín Toro. Pensamiento Político Venezolano Siglo XIX, La Doctrina Conservadora. . Caracas, 1983, Tomo I. 

Comentarios

Publicar un comentario